
Se cumple un año de las elecciones que dieron lugar al Frankenstein italiano. La Liga, de ultraderecha, y el Movimiento Cinco Estrellas, de corte progresista, unieron fuerzas para formar un Gobierno con un presidente títere a la cabeza, Giuseppe Conte. ¿Cuáles han sido sus decretos más importantes? ¿Quién manda realmente en el Ejecutivo? ¿Queda algo de la izquierda italiana? ¿En qué momento se encuentran las relaciones entre la Unión Europea e Italia? Sobre el auge de estas formaciones y el futuro económico italiano, dialogamos con el analista político Steven Forti.
Steven Forti es profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador del Instituto de Historia Contemporánea de la Universidad Novoa de Lisboa. Colabora con los medios españoles CTXT y Atlántica XXII, y los italianos MicroMega, Limes, Left y Rolling Stone. Se acaba de publicar su último libro, "Ada Colau, la ciudad en común" (Icaria Editorial), escrito junto al periodista italiano Giacomo Russo Spena.
Pregunta: Se cumplen prácticamente doce meses de las elecciones al Gobierno italiano y estamos a menos de dos meses para las elecciones europeas. ¿Qué balance haces de esta coalición entre el Movimiento Cinco Estrellas (M5E) y La Liga y cuáles han sido sus medidas más importantes?
Respuesta: Estos doce meses sin duda han revolucionado el panorama político italiano. De hecho, se ha hablado de que estas elecciones han puesto fin a la mal llamada Segunda República, que fue el período que empezó con el escándalo de Tangentopoli y que provocó el primer cambio importante en el sistema político italiano en 1994. Además, cabe recordar que los comicios fueron el 4 de marzo de 2018 y el Gobierno se formó el 1 de junio, estamos hablando pues de que Italia vivió su mayor crisis tras unas elecciones desde 1945, ya que se tardaron prácticamente tres meses en formar Gobierno.
Tras un año, el Ejecutivo se ha centrado en aprobar o en intentar aprobar algunas grandes medidas, importantes por el impacto mediático que tienen, y cuya aplicación práctica, desde luego, es todavía una incógnita. Sabemos aún demasiado poco al respecto para poder tener una idea clara. Entre las "medidas estrella" tenemos, por un lado, la mal llamada renta de ciudadanía, que no es en sí lo que indica su nombre, sino que es más bien una especie de subsidio de desempleo; y por otro lado, la aplicación del impuesto plano (flax tax), todavía no aprobado, una voluntad expresa de la Liga por la cual se fijaría un impuesto plano al 15 % y al 20 % para familias y empresas. Se trata de una medida 100 % neoliberal.
Aparte de lo comentado, son otras dos las cuestiones más importantes: el "Decreto Dignidad" y el "Decreto Seguridad". El primero se aprobó después del verano y se trata de una medida que impulsó fuertemente el Movimiento Cinco Estrellas; mientras que el segundo es una expresa voluntad de Salvini y la Liga. Desde un punto de vista social, podríamos decir que el “Decreto Dignidad” es interesante y tiene algunas medidas positivas tras los años de austeridad económica.
En cambio, el "Decreto Seguridad", que ha creado mucho más debate y protestas, es una medida muy regresiva, claramente de extrema derecha. Entre otras cosas, con este decreto se permite la venta de armas y se endurece aún más la ley de extranjería. Por un lado, si una persona te entra en casa y tú le disparas, difícilmente podrás ser condenado de asesinato. Recuerdo cuando Salvini, en su hiperprotagonismo mediático y mientras se estaba debatiendo este decreto, visitó en una cárcel italiana a un pequeño empresario que estaba encerrado por este motivo. Esto también explica cómo está cambiando Italia y el papel de los medios y las redes sociales.
Con el "Decreto Seguridad" los extranjeros tendrán aún más complicaciones para pedir la nacionalidad y se plantea también que a aquellos acusados de determinados delitos, especialmente de terrorismo, se les podrá quitar la nacional italiana y expulsarlos del país. Asimismo, ha habido una modificación radical de todo el sistema que se había implantado, y que de por sí ya era deficitario, de acogida de migrantes. Con este decreto se ha decidido cerrar los centros de acogida "SPRAR" y estos han pasado a estar directamente gestionados por el Ministerio del Interior. Es por ello que estamos presenciando situaciones muy complicadas, donde centros que estaban funcionando bien y que estaban integrados en el territorio, de un día para otro, se han visto cerrados y los extranjeros residentes en ellos se han visto expulsados y han sido enviados a otros más lejanos en condiciones mucho más difíciles.
P: Según las encuestas, la Liga de Salvini no deja de subir en los sondeos, mientras que su socio en el Gobierno, el Movimiento Cinco Estrellas (M5E), y la oposición, el Partido Demócrata (PD), están bajando. ¿En qué momento se encuentran estas formaciones?
R: Es cierto que el Movimiento Cinco Estrellas está perdiendo apoyos, aunque siempre había ido mal a nivel regional. Más allá de algunos ayuntamientos donde había ganado, como Roma o Turín, a nivel local no tiene líderes locales reconocibles. Esto es especialmente impactante porque en regiones donde había conseguido más del 40 % de votos en marzo de 2018 ahora, en las recientes elecciones regionales, ha conseguido tan sólo la mitad, o menos de la mitad, de los votos.
Respecto al Partido Demócrata, muchos sondeos apuntaban a que iba a bajar, pero luego hemos visto que en las últimas elecciones de Cerdeña, Abruzzo y Basilicata han conseguido conformar una coalición de centroizquierda muy amplia y se han convertido en la segunda fuerza superando de largo al M5E. Ahora bien, de aquí a decir que el centroizquierda se está reanimando hay un trecho, aunque parece que ya no pierde votos. Dependerá también de qué hará el nuevo secretario general, Zingaretti.
P: Hablemos de Matteo Salvini. El pasado 25 de marzo, el exasesor de Donald Trump y uno de los ideólogos del nacionalpopulismo, Steve Bannon, afirmó en una entrevista a El País que Matteo Salvini y Viktor Orbán eran actualmente los políticos más influyentes de Europa. ¿Cómo ha llegado Salvini a ser tan importante?
R: Salvini hasta hace un lustro era "un donnadie". Era relativamente conocido en ambientes políticos porque llevaba 25 años trabajando, antes en el municipio de Milán y luego en el Europarlamento. Pero es a partir del momento en el que llega a la secretaría de la Liga, en 2013, es cuando comienza a tener una visibilidad mediática mucho mayor. También supo aprovechar el espacio que le concedían los medios de información, participando día sí y día también en las tertulias de las radios y las televisiones.
Además, se apoyó en la figura de un técnico de la información, Luca Morisi, para crear un sistema para gestionar sus redes sociales, que se ha venido llamando "La bestia", y del cual no se tiene muy claro si se utiliza de forma completamente legal, sobre todo en cuanto a las políticas de datos. Salvini y Morisi han estado influidos sin duda alguna por la campaña electoral de Trump de 2016 y, salvando todas las distancias, el riesgo es que pueda haber habido un uso ilegal de datos al estilo de Cambridge Analytica. Aún sabemos muy poco al respecto. Cabe investigar más.
P: Da la sensación que Salvini es un agitador. ¿Esto es algo exclusivo de él o es propio de la política italiana?
R: La política italiana siempre ha tenido mucho de teatro. De hecho, no cabe duda de que lo ha tenido a partir de los años 90 con la llegada de Berlusconi. Salvini ha llevado las cosas más allá. En esto, y en más cosas, Salvini es un Berlusconi 3.0.
Recuerdo cuando se dejó fotografiar encima de una excavadora delante de un campo gitano diciendo que había que arrasarlo. El actual ministro de Interior ha llevado a cabo este tipo de propaganda durante cinco años, con esta estrategia ha conseguido más protagonismo y, lo más importante, sacar temas al debate político provocadores y excesivos. Todos tenían que tomar una postura sobre lo que había propuesto. Un ejemplo lo tienes con lo que pasó con Vox el otro día. Santiago Abascal escribió sobre el derecho a la legítima defensa y durante tres o cuatro días todos han hablado del tema. Esto demuestra la capacidad de la extrema derecha de llevar a su propio terreno el debate político. Y, por otro lado, la responsabilidad de los medios de comunicación.
El periodista Enric Juliana dijo que en España llevamos treinta años hablando del tema territorial hasta convertirlo en una obsesión. En Italia se lleva el mismo tiempo hablando de seguridad e inmigración. Los puertos italianos legalmente jamás han estado cerrados en este último año, pero Salvini se presenta con un uniforme de la policía y dice que cierra los puertos. Esto transmite una idea de protección a un país que, como todas las sociedades occidentales, está buscando seguridad frente una situación generalizada de crisis económica jamás resuelta después de 2008.
P: ¿Qué papel tiene el Movimiento Cinco Estrellas? Su líder y también vicepresidente del Gobierno, Luigi Di Maio, es mucho menos conocido mediáticamente y parece permitir los desmanes de Salvini. En ocasiones parece que le deja actuar con total libertad y esto puede resultar chocante, ya que hasta hace unos años, el M5E era considerado izquierdista en algunos aspectos.
R: Aclaremos una cosa, ya que hay muchas dudas al respecto fuera de Italia: el M5E no es un partido de izquierdas. Para nada. Luego hay una cuestión de fondo. La Liga, aunque ha ido cambiando en los últimos años y se ha transformado de un partido regionalista a uno nacionalista de extrema derecha, es un partido viejo estilo. Es una formación que existe desde hace tres décadas, está bien asentada, posee una red de secciones y militantes, tiene experiencia a nivel local y ha participado en varios Gobiernos.
El M5E no tiene nada de esto. Es una formación joven, no estructurada, sin secciones locales, donde todo lo controla el vértice –Davide Casaleggio y el mismo Di Maio– y que se gestiona a través de una plataforma digital, sobre las cual sabemos muy poco y donde no hay transparencia sobre cómo se llevan a cabo los procesos de votación. En muchos casos se han denunciado pucherazos y hay una participación extremadamente baja. Hay gente que para ser candidata ha sido elegida por veinte o treinta votos. A todo ello, súmale que el M5E no tiene una idea clara a nivel ideológico.
Al principio, su lema era por la honestidad y contra la corrupción y la podredumbre del sistema. Sus cinco estrellas del logo hacían referencia a algunas luchas llevadas a cabo por movimiento cívicos, como el agua, el ambiente, la energía. El M5E de todo ello ha mantenido muy poco. Por ejemplo, una de sus luchas era contra la construcción de la línea de alta velocidad Turín-Lyon y ahora, en el poder, no saben qué hacer. Dicen que sí y luego que no. Por ello, en el momento en el que se alían con la Liga, aunque los Cinco Estrellas tengan más votos, Salvini se los va comiendo porque sabe lo que quiere y tiene una organización estructurada detrás.
P: ¿Entonces el M5E es un "partido veleta"? Hace unos meses, Di Maio declaró que el partido español que más simpatía le daba era Ciudadanos. Hace unos años esto sería impensable.
R: Podemos llamarlo veleta, pero yo prefiero definirlo como un partido ideológicamente ambiguo. Es una formación que ha querido definirse desde sus comienzos como "ni de derechas ni de izquierdas" y que ha conseguido captar electores frustrados de la izquierda, del centro y de la derecha, pero que, en los hechos, ha formado Gobierno con la extrema derecha de Salvini aprobando decretos como los que comentábamos anteriormente. Tampoco olvidemos que el M5E formó grupo en el Europarlamento con el UKIP de Nigel Farage y Alternativa para Alemania. En definitiva, tenemos una serie de elementos que nos muestran que debería tener algo de progresista. Sin embargo, ha iniciado una deriva ultraderechista muy preocupante.
P: ¿Dónde queda la izquierda italiana ante este escenario?
R: Hoy en día la izquierda en Italia prácticamente no existe. Sin duda, una parte de la sociedad es de izquierdas, pero falta una representación política. El Partido Demócrata se ha ido derechizando cada vez más tras la crisis de 2008 y el resto de grupos que están a la izquierda de esta formación han desaparecido por completo y están muy atomizados.
P: Hemos hablado de que Italia es un país en declive económico y propenso a la teatralidad. Hace unos meses se vivieron semanas tensas, las negociaciones con la Unión Europea para fijar el déficit se enrocaron y el cruce de acusaciones entre las partes fue visible. ¿Cuánto teatro hubo realmente por parte del Ejecutivo italiano y hasta qué punto buscó la confrontación?
R: El Gobierno ha apostado por la propaganda para aumentar sus apoyos y así descargar su incapacidad de aplicar medidas sociales sobre Bruselas. Salvini, a parte de los migrantes, ha detectado en la Unión Europea un enemigo. La creación de enemigos es algo que nos enseñó muy bien el fascismo en la Europa de entreguerras: creas unos enemigos para reforzar y unificar la comunidad nacional. Entonces eran los judíos y los rojos, ahora son los migrantes y la UE. La Liga ya había jugado esta carta anteriormente. Hace años eran los terroni (los habitantes del sur de Italia) y la "Roma ladrona", es decir el Estado italiano, que "robaba" al Norte productivo; ahora son los migrantes y Bruselas. Esto también ha conllevado problemas porque el empresariado del norte de Italia, en algunos casos muy cercano a la Liga, no quiere romper con la Unión Europea y no quiere ni en pintura una posible salida del euro.
De todas formas, al final el Ejecutivo ha tenido que recular para llegar a un acuerdo. En mayo veremos si hay riesgo real de que se tengan que aplicar nuevas medidas de austeridad. Además, si no se cumplen los objetivos que se han pactado, existen cláusulas según las cuales el Gobierno a partir de 2020 tendrá que subir el IVA hasta llegar al 25 %. Sería una bomba a nivel social.
P: Durante el fragor de las negociaciones muchos expertos hablaban de que cabía la posibilidad de que Salvini rompiese las negociaciones con Bruselas y provocase el colapso de la coalición para buscar la convocatoria de nuevas elecciones y así escalar a la presidencia.
R: A Salvini le va muy bien así y de momento no va a cambiar nada. ¿Qué puede pedir más? Es socio en minoría de un Gobierno en el cual es la voz cantante, está aplicando todo lo que quiere y al mismo tiempo, está subiendo en las encuestas y ganando todas las elecciones a nivel regional gobernando con la derecha.
Para mí, el escenario más probable es que, a menos que haya resultados imprevistos en las europeas, el Gobierno llegue como mínimo a finales de año, pues necesitan resolver la cuestión de los presupuestos. Si se rompiese la coalición en verano habría elecciones en otoño. ¿Quién va a elaborar los presupuestos sin Gobierno con la economía en práctica recesión técnica? La situación podría ser explosiva.
P: El ahogo económico italiano es evidente y hace unos días el Ejecutivo firmó un sorprendente acuerdo comercial con China para enfado de Bruselas ¿Qué lectura haces de este acuerdo?
R: Hay una doble lectura. Primero, Italia busca hacer de díscolo en Europa, intenta ir por libre y, de cara al electorado, quiere enviar el mensaje de que este acuerdo es "por el bien de Italia y los italianos". Es patético: la Francia de Macron ha firmado acuerdos comerciales mucho más importante con China, pero sin tanto ruido y respetando las formas. Además, hay cuestiones económicas. El país prácticamente vive estancado desde antes de 2008 y explora nuevas vías para facilitar las inversiones. China ha conseguido poner un pie en Europa y siempre lo ha hecho con países que se encontraba en situaciones más débiles, Grecia y Hungría han sido un ejemplo. Ya veremos qué consecuencias tienen estos acuerdos. Una vez más sabemos demasiado poco al respecto. Este es el Gobierno de la propaganda. Hay muchísimo ruido y pocas nueces.
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